Sunday, January 21, 2007

¿Verdad o mentira?

Anton Chejov, escritor ruso.
Fuente: LibrosenRed

Ayer me acordaba de Gabriel y la definición del objetivo de su blog...
OK, Gabriel estuvo maquillando la cara de su blog... ahora es el blog personal; pero, el objetivo leía algo así: hay que vaciar lo que se tiene en la cabeza, para dar espacio a nuevas ideas...

Y ayer, justamente cuando sentía que las ideas me rebalsaban y salían por las orejas, y que debía escribir; me toca la ¿mala? suerte que me invitan a una fiesta muy-re-que-te-buena, de
mediodía en adelante... por allá en el campo, arriba de un cerro, que hasta frío me dió... en la casa de los papás de William... despidiendo a Eduardo, un amigo que se va más al norte.


...de esta foto ni me acuerdo, dando fe de lo bien que la pasamos;
gracias Candy y William por el buen rato.
Fotos gentileza de Manolo y Decio.

Con vinos españoles (muy buenos, que no conocía), pollo, costillas y carne al palo... Música del iPod de Manolo (con miles de canciones de quien fuera disc-jockey en una radio del MIT por tres años), que nos tuvo bailando desde mucho antes de la puesta de sol —incluyendo a los niños... Con postres... y sopitas para componer la caña para el camino de regreso...


...el dueño de casa demuestra sus condiciones

...los niños, sin... y con barro

En fin... ¿qué podía hacer... desesperarme? No... pero, bailando no se puede escribir.

Entonces ¿de qué quería hablarles..?


Bueno... antes que nada, contarles que así como le el argumento d
el principio al ateo del Álvaro —y que conste, yo soy el ateo con dudas— en nuestra discusión acerca de la existencia de Dios, quería agregar el argumento del final. Claro, si seguimos desarrollándonos y avanzando como especie...¿no les parece que al final, o después de mucho tiempo, quizás lleguemos a ser dioses nosotros también?

Y, aunque parezca que estoy escribiendo incoherencias producto de la resaca de anoche, tengan paciencia, ya les hará sentido muy pronto... espero.

Y, es que me he topado con el multi-dimensionalismo del ser humano, y me tiene preocupado que cuando hablamos de mejorar la educación, se intensifique la poda de dimensiones de los educandos —o la manufactura industrial de galletitas-personas... todas iguales, sin originalidad, ni argumentación crítica (incapaces, por ejemplo, de detectar las mentiras de un... Bush), sin creatividad, sin chispa (me encantan los chistes), sin agudeza, ni iniciativa, sin cachativa, dormidos... En fin, creo que entienden la idea.

Y, es que creo que hay muchas capacidades que ignoramos de nosotros mismos...

Empezando con Gladwell cuando nos enseña (en su libro Blink) como, en el tiempo que toma guiñar un ojo, somos capaces de ¿calcular? los riesgos que representa un desconocido que estamos conociendo —que cobra mayor relevancia si recordamos que la confianza en las negociaciones permite que ambas partes ganen más (
à la Pareto), que si no la tuvieran.

Luego me acuerdo de las realidades que evoca Andrea con sus cuentos —que fantasías o mentiras, son más verdades que los relatos históricos. Entonces, hay una dimensión que aportan los escritores que es indispensable; sin un Chejov o un Turguenev, como entender quienes son y como sentían los rusos —no basta conocer la historia de los rusos, por buena que ésta sea.

Así, conocer que el padre de Churchill murió sifilítico, que su madre fue una americana promiscua, que los Churchill pertenecían a la casa del duque de Malborough, que en rango eran los nobles que seguían al rey, que siempre lo vistieron, que sus capacidades literarias eran tan admiradas por Roosevelt, que este sólo hecho facilitó enormemente la entrada de EEUU a la Segunda Guerra Mundial —creo es una dimensión necesaria para entender lo que ocurrió.

Pero, así como Heidegger, el filósofo más grande del siglo XX, se lanza al vacío para darse cuenta que afortunadamente tiene una cuerda
—à la bungee jump— su racionalidad, que aún lo mantiene unido al suelo firme que es el Ser (Dios). Porque Heidegger entiende que Dios y nosotros tenemos una identidad común y una pertenencia que se dan con el pensamiento, que nos conecta y nos permite alcanzar a Dios —la verdad absoluta según Hegel y Kant.

Y, cuando me acuerdo de Dreyfus, el profe, quien logra demostrar que la mente humana jamás podr
á ser superada por un robot, me pregunto: ¿Qué nos hace tan especiales? ¿Y, si desconocemos a Dios, no nos estaremos negando una dimensión importante de nuestra humanidad?

De alguna manera, Heidegger junto a todos nosotros los (chatos) ingenieros, podemos estudiar el salto en todos sus detalles; pero, jamás podremos realizar lo que hace Andrea y los demás escritores como ella —que se saltaron... lo del salto, y lisa y llanamente empezaron su cuento al otro lado, donde se conoce la verdad a través de la irrealidad de las distintas expresiones del arte.

Así, los dejo con esta descripción del chileno... que sólo un cantautor podía dar...



Nota posterior 23 enero 2007:
Al Cesar lo que es del Cesar, dejo constancia que Sagitario, en su artículo en El Mercurio, fue una fuente importante de ideas para este post.

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