Scott Ritter, uno de los inspectores de la ONU, que en su momento insistió en que EEUU se equivocaba en presumir que existían armas de destrucción masiva, escribió recientemente un artículo muy crítico de la ignorancia americana respecto de la problemática religiosa de la zona.
Aquí extraje lo esencial.
Es poco lo que yo puedo agregar. Seguro que alguno de mis amigos de la zona podría aportar más.
Está claro que la presencia americana fue como dar un palo en un nido de avispas, que tuvo la consecuencia inmediata de abrir las heridas de las viejas facciones religiosas. El cambio hacia la democracia, que impulsan ilusamente los americanos, eliminó el férreo control religioso que ejercía Hussein en Irak, lo que invirtió los roles entre Sunis y Chiitas. Los Chiitas, aprovechando su mayoría (irakí, pero también iraní) están logrando prevalecer en Irak, en desmedro de los Sunis.
Este cambio no es bien visto por los Wahhabi de Arabia Saudita y rededores, quienes son enemigos acérrimos tanto de los Chiitas como de los Sunis, y asemejan la ocupación actual americana con la invasión mongol de hace siglos, o con el debilitamiento del poder Musulmán en la región. Por ende, han reaccionado saboteando activamente la presencia americana, combatiendo y financiando la subversión irakí.
En otras palabras, la permanencia de EEUU en Irak continuará acrecentando y agravando las viejas pasiones de las facciones religiosas en conflicto.
Sé también, que consultado un irakí respecto de las diferencias entre Sunis y Chiitas, éste se encogió de hombros...
Sé también, que hay mucho petroleo en la zona...
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