The Old Curiosity Shop.
Watercolour by George Cattermole (1800-1868)
Courtesy: The Charles Dickens Museum.
Watercolour by George Cattermole (1800-1868)
Courtesy: The Charles Dickens Museum.
Antes de entrar en el tema quería contarles que al comenzar esta temporada de fútbol debí inscribirme por Internet... una novedad en el club. Y, me pilló el computador... ahora debo jugar en la categoría Master... claro, como tengo más de 35 años... se acabaron las presiones a las amistades... la inscripción digital terminó con mi época de muchachito.
En fin, que ya estaba resignado, hasta que llegué al primer juego. No me van a creer, pero los quince vagos del equipo quieren jugar... en la defensa. Claro, los defensas descansan esperando a los contrarios, mientras sus compañeros corren por toda la cancha. En fin, que cuando jugaba con los muchachitos todos querían meter goles... y me era fácil jugar atrás... ahora tengo que competir por una posición —defensiva, por supuesto— con todos estos viejos achacosos...
Pasando al tema. Según leía en este artículo de la revista New Yorker, Google está escaneando miles de libros diariamente de las bibliotecas de las universidades más importantes de EEUU. .
Sus intenciones son muy ambiciosas:
Google intends to scan every book ever published, and to make the full texts searchable, in the same way that Web sites can be searched on the company’s engine at google.com.
[...]
No one really knows how many books there are. The most volumes listed in any catalogue is thirty-two million, the number in WorldCat, a database of titles from more than twenty-five thousand libraries around the world. Google aims to scan at least that many. “We think that we can do it all inside of ten years,” Marissa Mayer, a vice-president at Google who is in charge of the books project, said recently, at the company’s headquarters, in Mountain View, California. “It’s mind-boggling to me, how close it is. I think of Google Books as our moon shot.”
Google ofrece a los autores, o a los dueños de los derechos de autor, digitalizar sus libros para ofrecerlos en su base de dato. Así, una búsqueda de un texto permitiría leer 5 páginas por día, la relacionada con el texto, más dos hacia adelante, y dos hacia atrás. Además, los autores tendrían ingresos por anuncios asociados (en contexto) y porque Google indica las librerías donde se puede comprar el libro en cuestión —que incluye Froogle, la tienda Google...
Si no hay derechos sobre el libro, entonces bajar el archivo PDF del libro es gratuito —un millón de libros en la Universidad de Princeton, solamente.
Interesantemente, el proyecto tiene oposición, aunque se espera que los litigios se resuelvan antes del inicio de los juicios. Si lo pensamos, que mucho hay en juego... para Google indudablemente; pero, sobretodo para todos nosotros y nuestros niños... el acceso a todos los libros del mundo (el sueño de Herman Schwemberg).
A federal court in New York is considering two challenges to the project, one brought by several writers and the Authors Guild, the other by a group of publishers, who are also, curiously, partners in Google Book Search. Both sets of plaintiffs claim that the library component of the project violates copyright law. Like most federal lawsuits, these cases appear likely to be settled before they go to trial, and the terms of any such deal will shape the future of digital books. Google, in an effort to put the lawsuits behind it, may agree to pay the plaintiffs more than a court would require; but, by doing so, the company would discourage potential competitors. To put it another way, being taken to court and charged with copyright infringement on a large scale might be the best thing that ever happens to Google’s foray into the printed word.
Así los dejo con The Old Curiosity Shop del genial Dickens, una entretenidísima obra que encontré buscando en google book search —que desde sus primeras páginas nos atrae a la lectura.
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