La bomba

Hace un par de días visité el blog de Andrea, quien como es habitual, nos transportó mágicamente a vivir una situación extraordinaria, las impresiones de su suegra, con sus cavilaciones actuales, y los recuerdos atormentados de una adolescente que vivió momentos bizarros en una Alemania nazi, que se desmoronaba ante su inminente derrota en la guerra.

Quizás lo que veo cada día mejor en estos relatos anecdóticos, es como influye la cotidianidad de nuestras vidas. No somos seres cerebrales, nuestros cuerpos participan de la percepción de nuestra realidad, que también está influida por lo que ocurre en nuestro entorno.

Recuerdo mi regreso a Chile poco después del golpe... Me chocaba ver como mi familia y amigos estaban acostumbrados a encerrarse temprano con el toque de queda... como almorzábamos los domingos escuchando en la lejanía tiros de metralleta... pero, no parecía importar... se comía con tranquilidad y naturalidad... luego, me acostumbré.

En las siguientes entrevistas podemos apreciar el efecto de la cotidianidad en el quehacer de los gestores de la bomba atómica.

Robert Wilson
Fuente: PBS
Robert Oppenheimer
Fuente: PBS

Para Wilson, había un propósito inicial obvio, ganar la guerra; pero luego, reconoce que ninguno de ellos se paró a reflexionar o cuestionar la moralidad de continuar su desarrollo --ya estaban envueltos en el desarrollo de la tecnología...

Me preocupa... Me hace recordar las advertencias de Jarred Diamond, ya ha ocurrido que algunas comunidades no han sabido desviarse en su ruta hacia el acantilado: los pascuences, los noruegos en Groenlandia...