Wednesday, October 25, 2006

La felicidad

Y, si con una mejor educación pretendemos encontrar la felicidad, existen algunos riesgos; o, antes que nada, debemos educarnos un poco respecto de lo que lo que nos hará felices para no equivocarnos…

Según Dan Gilbert, psicólogo, existe algo llamado felicidad sintética—aquella felicidad que somos capaces de fabricar nosotros mismos, cuando no nos va tan bien… Claro, no me atrevo a decir mal, porque como vamos a estar ¿mal? si también somos felices en esta situación.

Entonces, lo importante es no matar, ni engañar, ni robar, ni… hacer algo que después tengamos que lamentar, porque la felicidad la alcanzamos igual…

Interesante, ¿no les parece?

Esta es la presentación TED de Dan Gilbert.


Pero, ¿cuál es el secreto de la felicidad?

Según Barry Schwartz, sociólogo, el secreto está en tener bajas expectativas y mantenerse dentro de la pecera... La afluencia occidental atenta contra la felicidad, las muchas opciones para un producto aumentan nuestras expectativas, que dificultan el alcanzarlas; y, a la vez, nos paralizan o son fuente de infelicidad porque nos culpamos nosotros, y no a los otros, cuando el producto no cumple con lo esperado.

Veamos que dice Barry,

Barry Schwartz

(clickeen la imagen para ver la presentación)

Interesantemente, Barry plantea que distribuir la riqueza hacia los países pobres ayudaría a los ricos a alcanzar su felicidad— al disminuir sus opciones. En otras palabras, se cumpliría el postulado de Pareto: el óptimo global supera a la suma de los parciales...

2 comments:

Gabriel Bunster said...

Veo que andamos siguiendo los mismos temas pues el primer video ya lo había visto; el segundo no.

Estoy totalmente de acuerdo de lo paralizante del exceso de oportunidades pero no estoy de acuerdo de que siempre nos vamos a castigar por no estar a la altura de las espectativas. Mi mejor ejemplo es la elección del plan de la Isapre; al final me entrego en las manos de la vendedora que suele ser bastante poco alineada con mis intereses sino mas con los propios.
El problema es cuando aparecen los hijos y cuestionan tus poco informadas decisiones y peor, tu esposa. Igual chao; la próxima vez ellos las tomarán si tienen el tiempo, el interés en informarse y la paciencia de decidir o mas bien aportar a la decisión.
Bienvenidas entonces las comunidades y me entrego a las decisiones que ellas toman por mi, eso si con derecho a veto.

Joe Rotger said...

Hola Gabriel,

Para mi la cosa me quedo muy clara con el ejemplo de los blue-jeans —sobretodo para los que vivimos los almidonados de antes. Cuando nos íbamos a comprar uno de estos durísimos pares de jeans, que además eran feos, las expectativas eran muy bajas. Sólo mejoraban con los lavados… Pero, si el maldito blue-jean salía fallado, podíamos echar mil pericos contra el vendedor o el fabricante—y nos desahogábamos.
Compáralo con la situación actual; hay sesenta ¿? variedades de jeans disponibles. Después de probarme treinta, me aburro, y elijo uno; pero, me queda la duda de si no me habré equivocado, quizás había uno mejor… Siempre que haya muchos que elegir, sonaré que hay uno perfecto, ¿por qué no?, suben mis expectativas—a menos, que los pruebe todos, con el desgaste que esto significa. ¿Y, que vas a hacer si hay 175 variedades de pasta de diente?
Volviendo al caso del jean; te compraste un par que te queda más o menos, siempre está esa duda: ¿quizás había uno que me habría hecho lucir como Brad Pitt? Sales de la tienda, llegas a tu casa, y todos te dicen que estay loco, que ese estilo está demode ¿Qué sé yo? ¿A quien le echas la culpa: al vendedor, al fabricante, o te culpas a ti mismo, si habían treinta variedades más por escoger?
Claro, estoy de acuerdo contigo, al final nos adormecemos, nos entregamos al sistema, quizás ya no nos preocupamos tanto; pero, creo que el peso está allí, de mil maneras, en el trabajo, en la tele, en las compras, donde vacacionar, cuantos hijos, que regalar—si hay muchas opciones, hay que hurguetear más, la cosa termina agobiando…