La historia bíblica de Caín y Abel es muy evocativa; el hermano celoso mata al hermano bueno…
Ahora, no pretendo profundizar en esta relación; más bien, es el tema del “bien y el mal” el que hace tiempo está golpeando mi puerta. Y, que me atrevo a abordar, apoyado en alguien que haya leído mucho más filosofía que yo, Mónica; porque debo reconocer que soy ignorante en este tema—pero, hay que empezar por algún lado, y como para eso no se necesita mucho, aquí va…
A propósito, Mónica todavía no sabe del requerimiento de sus servicios—estoy contando con provocarla intelectualmente, veremos...
Decía que el “bien y el mal” ha estado llamando mi atención desde hace algún tiempo… Quizás la gota que rebalso el vaso, fue el discurso dieciochero del Papa, en que me sorprendió con su reconocimiento a la influencia helénica sobre la Biblia, que no se limitó a una simple traducción, sino que incluyó, al menos, una profunda alteración: la concepción del Dios occidental; después de Grecia, Dios es bueno—antes, no necesariamente; incluso, podía romper su palabra. Mi interpretación completa del discurso la encuentran aquí.
Pero, aún después de los griegos, Dios deja todos los días que muera gente inocente. Me acordaba de los padres judíos de Norman Finkelstein, que dejaron de creer después del holocausto, después que los nazis asesinaron a sus familiares, junto a otros seis y medio millones de judíos. ¿Y, quién los puede culpar?
Si Dios hace el bien, entonces ¡la cosa parece bastante complicada!
En todo caso, la cuestión del bien pareciera ser una de balances…
Por ejemplo, en una clínica hay seis pacientes: cinco de ellos necesitan un transplante de órgano para sobrevivir—el sexto sólo está resfriado. ¿Estará bien sacrificar al que tiene todos sus órganos, para salvar a los otros cinco? ¿O estará mejor sacrificar a uno de los que iba a morir, para removerle sus órganos y salvar a los otros cuatro, que con el del resfriado, totalizan cinco? ¿Por qué no? ¿Y si uno de los que necesitan transplante es hijo nuestro? ¿O, el del resfrío es hijo nuestro, y nos dicen que lo van a sacrificar? ¿Qué opinaríamos?
Y, quizás, uno más cotidiano. Una institución de caridad nos pide por la tele que si aportamos $100 USD, salvamos la vida de 30 niñas en África. ¿Aportaríamos $200 USD para salvar 60? ¿Aportaríamos todo nuestro patrimonio para salvar miles de niñas en África? ¿Y si las pobres niñas viven en nuestra comunidad? ¿Y si nuestro vecino nos pidiera $1000 USD para salvar a su hijita, los aportaríamos? ¿Y si fuera nuestra hija, aportaríamos más? ¿Por qué?
En fin, que parece que mientras más lejos está el problema, menos sentimos la necesidad de ser bondadosos. ¿O, es que la caridad empieza por casa? ¿O, volviendo al tema que discutíamos en los comentarios de una nota anterior; será que la pirámide que describía Sergio, se sostiene ayudada por la frialdad de la distancia? ¿O, en otras palabras, estaremos mucho más preocupados por nuestras familias que por las de los chinos?
No nos olvidemos que Deng Xiao Ping logró con sus reformas, que comenzaron el año 1978, sacar de la extrema pobreza (menos de $1 USD diario) a 350 millones de chinos—un logro admirable, desde todo punto de vista. ¿Pero, nos importa realmente?
Estoy seguro que los evolucionistas como Álvaro podrían explicar lo anterior a través de la conservación de nuestros genes (¿o memes?); de ahí, nuestro sentido de comunidades; quizás, hasta nuestra religiosidad, que nos ayudaría a aglutinarnos en comunidades mayores, en desmedro de otras… A propósito, les recomiendo esta discusión.
Es más, si fuésemos perfectamente buenos, dejaríamos de existir, avasallados por los más malos—por ende, la maldad en alguna medida, tiene que estar inscrita en nuestros genes, para procurar nuestra subsistencia… ¿Seremos capaces de controlar esta perversión, o estaremos condenados a desaparecer?
Que como comentaban Andrea y Gabriel, Wikipedia y muchos otros proyectos digitales se están regalando... ¿Qué relación tiene esta nueva actitud tecnológica con el bien, o, el paraíso terrenal?
En fin, quería dejar el tema planteado.
...Y, después de esta vuelta de carnero, corro a esconderme detrás de unas faldas: las de Mónica.
1 comment:
DIOS PARA NO MANCHAR SU SANTO NOMBRE USA UN SEUDONIMO.... SATANAS...no es mio es de FACUNDO CABRAL
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